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Un mundo feliz

Argumento

En un Londres diseñado a partir de la concepción fordiana de la revolución industrial, diferentes personajes ilustran esta satírica crítica de la civilización.

Divida en un total de dieciocho capítulos de corta extensión, se pueden diferenciar tres ambientes claramente separados.

En la primera parte se introducen los personajes y se realiza una descripción detallada de este mundo sustentado en la idea de modernidad. La segunda introduce una civilización salvaje, delimitada por la modernidad, que vive en un estadio anterior a la adoración fordiana. Y la última parte describe la confluencia de ambas sociedades y el resultado de esta unión.

Abstracción

En un Londres distópico dominado por la máxima de Comunidad, Identidad y Estabilidad, el lector se topa con una sociedad extraña. Los individuos que la habitan nacen de probetas que determinan sus cualidades y, por lo tanto, la función asignada dentro de la sociedad maquinal. 

Pero dentro de esta sociedad contraria al libre albedrío habita Bernard Marx, el protagonista indiscutible, un operario que, si bien pertenece a las altas esferas sociales, posee un defecto de fábrica causado en su fase embrionaria, lo que le permite pensar de modo más libre. En cambio, un personaje contrario al protagonista, es la secundaria Lenina, quien cumple los preceptos tan al pie de la letra que es incapaz de ver el amor que le profesa Bernard. 

Ambos deciden embarcarse en la aventura que la sociedad fordiana ha creado como atracción turística: una visita a lo salvaje, es decir, aquellos individuos que no forman parte de la sociedad establecida y que viven bajo preceptos antiguos, en libertad. 

Para Lenina, el desajuste que le supone presenciar esta realidad es tal que desea regresar a su zona de confort y tomar soma, una substancia de enajenación mental. Pero Bernard profundiza en aquello desconocido, lo otro, y entonces conoce a John y Linda, con quienes establece una conversación que revela que la mujer fue el amor de juventud del Director del Centro de Londres y, por lo tanto, que el muchacho salvaje es su hijo.

Linda fue víctima de un percance que la relegó de la sociedad a la que pertenecía, abandonándola en lo salvaje, sin posibilidad de retorno. Cuando Bernard descubre la verdadera identidad de los dos salvajes, decide que su obligación es la de trasladarlos a Londres y desvelar la verdad delante de todos. 

Una revelación para la que los fordianos no están preparados. De hecho, John es apodado como El Salvaje y es fuente de diversión, mientras que Lina representa todo aquello de lo que huye la civilización: la redondez, el desgaste de los dientes, la relación el hijo... En cierto modo, ambos se convierten en fuente de una curiosidad irrespetuosa, siendo Linda la más atacada. 

La salud de Lina se deteriora rápidamente, por lo que John queda a merced de Bernard Marx y su fiel amigo Helmholtz Watson. Incluso llega a mantener una breve relación, aunque infructuosa, con Lenina; pero al final nada es suficiente y decide pedir ayuda a la máxima autoridad: su fordería Mustafá Mond, quien acaba por reconocer que existe una alternativa.

Tanto Bernard como Helmholtz son enviados a un lugar con mayor libertad de acción, que, por supuesto, es deliberadamente omitido para el resto de la sociedad; y John es enviado a vivir en un faro. Pero, en última instancia, esta paz que John anhela se ve interrumpida por curiosos londinenses que desean una prueba gráfica de su existencia y los rituales desconocidos que realiza. 

Al final, y después de tener que soportar una constante invasión de la intimidad, El Salvaje cede ante la presión y decide desaparecer. 

 

Desnudando el libro

Un mundo feliz es una compleja crítica social que empieza por el mismo título. La idea de una civilización fundada a partir de las directrices de la Primera Revolución Industrial, cuyas directrices son ley de vida, es el punto de partida para criticar el uso y peligros de la tecnología. 

Londres es presentado como un escenario asfixiado por la higienización y regido por estrictos esquemas de comportamiento que se contrapone a una civilización libre pero salvaje. Es precisamente esa marcada diferencia la que ofrece tensión narrativa. 

El ritmo que mantiene todo el relato es ligero y de tipo pregunta, proporcionado por un equilibrio en la extensión de los capítulos. Lo que sorprende es la rapidez con la que se resuelven los diferentes frentes abiertos durante la narración, que deja al lector con cierta inquietud y desconcierto.

Aunque lo verdaderamente extraordinario del relato es el cómo se ha utilizado el espacio de la distopía para hablar de problemáticas latentes en el tejido social, pero dentro de un imaginario muy concreto.

Uno de los problemas que trata Huxley es la clonación y la producción de humanos en masa para conservar el orden social y poder cubrir todo tipo de necesidades previstas. Aparece el método Bokanovsky como instrumento de duplicado; el cual permite que existan noventa y seis individuos iguales, lo que facilita el trabajo en cadena y la dedicación a un solo puesto de trabajo; cuestiones estrechamente relacionadas con la Revolución Industrial.

Otro hecho que favorece el control social es la técnica de la hipnopedia, una sugestión auditiva repetitiva en la fase de sueño, que al prolongarse durante años integrado un mensaje determinado en el subconsciente. Estos lavados de cerebro que aquí se explicitan con controles mentales, es una hipérbole de lo que sucedía con la propaganda militar o política.

El objetivo de la sociedad que vive en el tiempo de Ford es la de vivir felices, desconociendo lo que es ser infeliz y la propia felicidad. Los sujetos se hallan dominados des del nacimiento, condicionados con ciertos rasgos físicos para pertenecer a un grupo social específico y desempeñar una reducida lista de tareas con las que creen que son felices.

Para prevenir cualquier intento de concienciación se les administra de manera regular soma, una droga que proporciona un estado de alienación, creando un sueño figurado del que no pueden despertar. No es coincidencia que el protagonista Bernard se apellide Marx, como clara referencia al proceso de toma de conciencia, hecho que lo aparta de los demás.

También hay referencias a la cultura griega con el uso de las letras de su alfabeto para designar clases sociales, aunque existe una relación con el uso científico. El tiempo se mide en años después y antes de Ford, así como los títulos sociales más destacables se denominan fordería.

Destacable el juego de nombres escogidos para los personajes que se mueven entre referencias históricas y literarias; como Darwin Bonaparte, el fotógrafo que invade al Salvaje, o el hecho de que John encuentre en Shakespeare la referencia cultural y la libertad que lo diferencia de todos los demás habitantes de Londres.

Ambientación

Aldous Leonard Huxley, 1894 – 1963, fue el tercero de los hijos de una familia acomodada. Su abuelo y padre fueron importantes científicos en el campo de la biología, y su otra abuela y madre fueron estudiantes de literatura de Oxford; ambos campos tratados en Un mundo feliz.

Educado en los mejores colegios británicos, empezó a tener problemas de vista en la adolescencia que se prolongaron a lo largo de la madurez, aunque obtuvo resultados favorables con teorías de reeducación visual.

Sin embargo, el tratamiento dejó de funcionar y ante la poca capacidad de visión, Aldous Huxley decide abandonar sus estudios de medicina y graduarse en Literatura inglesa por Oxford.

Contrae matrimonio en 1919 y emprende numerosos viajes por Europa, cuyas impresiones recoge en las obras publicadas durante esos años. Articulista en distintas revistas, en 1932 escribe la obra que lo catapultará a la fama, Un mundo feliz.

En 1937 emprende un viaje a los Estados Unidos, donde seguirá su prolífica actividad literaria con obras de aire más místico, científico y experimental. Un hecho que marcará su obra es la muerte de su esposa en 1955. Finalmente, fallece el mismo día del asesinato de J. F. Kennedy de cáncer.

Frase reveladora

Hay que elegir entre la felicidad y lo que la gente llamaba arte puro. Nosotros hemos sacrificado el arte puro. La gente es feliz; tiene lo que desea, y nunca desea lo que no puede obtener.

Reflexión

Huxley propone su particular perspectiva acerca de una sociedad sin problemas, donde realmente nadie es feliz porque desconocen lo que es la felicidad.

En un complejo ejercicio de referencias y una mirada de preocupación satírica hacia la ciencia, la tecnología y sus usos, el autor compone un relato entretenido dirigido a todo tipo de lectores. Una obra capaz de generar ideas que siguen creando un diálogo.

Un mundo feliz

Autor

Aldous Huxley

Edición

DeBols!llo, 2003

Páginas

256

ISBN

9788497594257

Valoración

Un mundo feliz